miércoles, 19 de abril de 2017

ANDRÉS, NUESTRO FLAMANTE CAMPEÓN DE AJEDREZ

En la última jornada de ajedrez celebrada en nuestro Centro, nuestros alumnos convivieron con chicos de otros Colegios,  todos con una misma afición: la pasión por el ajedrez. Los padres afirmaban sin duda que el ajedrez no es sólo un juego, es algo que sobrepasa al simple divertimento y los beneficios que aporta son siempre positivos, ayudando a la formación integral de la persona.
Pero lógicamente no olvidamos que, independientemente de los valores que entraña (respeto al adversario, juego limpio, aprender de los errores...), la finalidad última es derrotar al adversario, hacerle jaque mate... Fueron muchos los alumnos de nuestro Centro los que participaron y todos lo hicieron francamente bien, pero hay que destacar entre ellos a nuestro Andrés.
Andrés es una persona pacífica, amigo de todo el mundo, sencilla a los ojos de los demás, pero sorprendió a propios y extraños demostrando un gran potencial a nivel ajedrecístico. Ganó todas las partidas, y fueron muchas, porque en su nivel todos jugaron contra todos, sus últimos rivales lo miraban con cierto temor cuando veían al otro lado del tablero a este chico que, tranquilo y concentrado, iniciaba su apertura, organizaba su defensa y comenzaba su ataque.
Un servidor tuvo la suerte de ver muchas partidas, las ganó de muchas formas, unas fueron rápidas, otras más elaboradas... De entre todas ellas hubo una que todavía la tengo grabada en la retina:
Jugaba sin duda contra el segundo mejor, el tiempo se le agotaba a este último, Andrés tenía la Dama y el Rey, y a su adversario sólo le quedaba el Rey... Empezaron a jugar a toda velocidad y a darle al reloj, casi a un movimiento cada dos segundos... Ante el ruido de los relojes la gente empezó a rodear la mesa, habiendo una gran expectación y, antes de que su adversario perdiera por el tiempo, Andrés mandó la Dama de una punta del tablero a la otra haciéndole jaque mate... simplemente espectacular.... Hubo aplausos y lo mejor de todo, se dieron la mano y su digno adversario manifestó que había disfrutado con la partida... como todos los presentes... Por eso el ajedrez es tan bonito y esa es su esencia: el ganador gana la partida y el perdedor admite la derrota y le sirve para crecer, para aprender de los errores, para superarse... Para mí personalmente, que no me gusta ni perder al parchís, el ajedrez es el único juego donde deseo que mi contrincante sea mucho mejor que yo, porque me sirve para crecer y superarme.
CARLOS JARNE VINACUA

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